viernes, 31 de octubre de 2008

No fue por Botnia, Lanata, sino por reírse de travestis

Crítica levanta una insostenible canallada de El Argentino

Un argentino denunció haber sido agredido por su nacionalidad y por culpa de Botnia. El diario piquetero El Argentino lo amplifica en Gualeguaychú, y Crítica lo levanta sin corroborar nada. No fue así: se burlaron de dos travestis, y cobraron.

(Publicado en ecoUruguay, 31/10/2008)

Un desconocido afirma que un submarino atómico argentino se desplomó sobre la Casa Rosada. ¿Qué hace un periodista con un mínimo sentido común, una ética mínima y un mínimo rigor? Lo primero, rascarse la cabeza porque la historia es absurda.
Un desconocido denuncia en un diarito de provincia que Lanata conducía un ovni en evidente estado de ebriedad y se estrelló contra el Observatorio Intergaláctico de Gualeguaychú. ¿Qué hace un periodista con un mínimo sentido común, una ética mínima y un mínimo rigor?

Un desconocido denuncia que fue agredido por varios individuos que, mientras le pegaban, le reprocharon el conflicto con Argentina; y denuncia además que en el hospital no lo quisieron atender por ser argentino, pero dejó asentada la denuncia en una Jefatura de Policía que no existe, en una ciudad que no existe. El incidente ocurrió en una estación de servicio que no existe, y el hospital... tampoco existe.
¿Qué hace un periodista con un mínimo sentido común, una ética mínima y un mínimo rigor? Si es Lanata, lo publica. Y en primera página. Y esa nota despierta la reacción de decenas y decenas de chovinistas y racistas que dejan comentarios del estilo: “Esto nos pasa por dejar venir a los negritos uruguayos muertos de hambre para darles de comer. Como los yorugas son unos muertos de hambre desagradecidos, después se dedican a hablar mal de los argentinos. Y todavía hay quienes van a veranear allá, para matarles el hambre allá. Ya ven lo que les puede pasar”.

Si Lanata tuviera un mínimo de sentido común, rigor y ética, no habría publicado lo que sigue:

UN ARGENTINO AGREDIDO EN URUGUAY
¿Efectos colaterales de la batalla por Botnia?
Denunció que lo asaltaron y que le mencionaron el conflicto con la Argentina mientras le pegaban. Y que en un hospital le negaron atención.




“Haceme caso, no te metas con travestis. Son flor de machos”




Crítica, Buenos Aires, 31/10/2008.

Un joven argentino denunció haber sido asaltado en una estación de servicio de la localidad uruguaya de Las Flores por tres hombres, que mientras lo golpeaban mencionaron el conflicto binacional por la papelera Botnia. El hombre aseguró, además, que cuando se dirigió al hospital local le negaron atención médica con el argumento de que era argentino.

El episodio se produjo –según reprodujeron los diarios entrerrianos– durante la madrugada del miércoles, cuando Víctor Daniel Fassi paró en una estación de servicio Ancap con su primo Cristian Bonni, quien además llevaba en el auto a su familia. Según explicó, Fassi vive en la ciudad bonaerense de Luján, pero se encontraba en Las Flores trabajando para su primo, que es arquitecto.

“Se acercaron tres personas a agredirme primero de manera verbal, y como me di cuenta de que iban subiendo el tono, atiné a subir de nuevo a las nenas –sus dos sobrinas– y a la esposa de mi primo a la camioneta para protegerlos. En eso, los agresores se acercaron y me recriminaron por el conflicto de las papeleras y comenzaron a amenazarme. […] Uno de estos agresores me tiró una pedrada que me pegó en el ojo izquierdo y comencé a perder mucha sangre”, le contó Fassi a un medio entrerriano.

En el momento de la agresión –publicó el diario El Argentino, de Gualeguaychú– el primo del agredido no se encontraba en el lugar porque se había alejado del auto en el que viajaban para ir a cargar agua para el mate, y la mujer con sus hijas estaban bajando de la camioneta para ir al baño.

El problema no terminó ahí. Según el relato de Bonni –el primo del joven que resultó herido, quien hizo la denuncia policial en territorio uruguayo–, en el hospital de Las Flores no lo habrían querido atender porque “decían que éramos argentinos y nos cerraron la puerta en la cara”. Sin embargo, minutos más tarde los agredidos volvieron al hospital acompañados por la policía local y en ese momento sí lograron que los atendieran. En su relato, Bonni destacó la predisposición policial, y criticó la mala atención médica. “Ellos, como cualquier persona del mundo vienen a un hospital de la Argentina y hay obligación de atenderlos, pero los uruguayos nos niegan algo tan elemental como la asistencia en una emergencia”, se quejó.

En la denuncia policial que quedó asentada en la jefatura de policía de Las Flores –con el número 530– dice que Fassi “fue agredido sin causa” por tres hombres no identificados y que le robaron “una riñonera color negra” que contenía dinero y documentos.

Fassi, junto a Bonni, su mujer y sus hijas, regresaron de Uruguay el mismo miércoles, a las 14, por el puente internacional General Artigas, que conecta el departamento uruguayo de Paysandú con la localidad argentina de Colón. Para poder volver, debieron exhibir la denuncia policial que les permitió justificar la falta de documentación migratoria.

Una vez del lado argentino, se dirigieron a relatar el episodio a los miembros de la asamblea Ciudad Ambiental de Arroyo Verde, quienes lo acompañaron hasta la guardia del Hospital Centenario de esa localidad para que los revisaran médicos argentinos.

***

La historia verdadera

ecoUruguay no es un portal de noticias que compita por la primicia. Pero era todo tan absurdo que levantó el teléfono y consultó a varias fuentes y periodistas uruguayos procurando corroborar la información, o al menos entender de qué se trataba.

Para empezar, ¿cómo un ciudadano argentino agredido en Uruguay por exacerbados nacionalistas pro Botnia no hizo la denuncia ante un consulado argentino, y en cambio esperó a cruzar para hacerlo ante la Asamblea de Gualeguaychú?

Para seguir, “la localidad de Las Flores” no existe. Hay, sí, un caserío en torno a la vieja estación ferroviaria Las Flores, próximo a Piriápolis. Pero si es un pequeño caserío, no tiene “Jefatura de Policía” ni hospital de Salud Pública. ¿Y si fue en la comisaría y una policlínica? Una llamada telefónica bastó para saber que Las Flores tampoco tiene estación de servicio, y confirmar que no tiene hospital: sus pobladores se atienden en Pan de Azúcar. No existe allí ninguna denuncia del miércoles pasado sobre los hechos denunciados. En el cuaderno de “novedades”, las anotaciones sobrepasan las 1.600. En el de hurtos, no llegan a 80.

Alguien había oído que el incidente fue en Paysandú. Probable, dado que cruzaron el puente Paysandú – Colón. Pero colegas de Paysandú negaron que existiera ninguna localidad ni paraje llamado Las Flores. ¿No habrá sido en el departamento de Flores?, arriesgó una colega de El Telégrafo, aunque en el departamento de Flores no hay ninguna localidad con ese nombre.

Pero, perdidos por perdidos, ecoUruguay llamó a la Jefatura de Policía de Flores, en la ciudad de Trinidad. Sí, fue ahí. Pero no fue así, precisaron fuentes policiales directamente vinculadas al caso.

La historia verdadera es que estos ciudadanos argentinos venían de trabajar en el balneario La Pedrera, departamento de Rocha (¿cómo era aquello de “negros uruguayos a los que les matamos el hambre”?). A su paso por Trinidad se detuvieron en una estación de servicio.

En las proximidades de esa estación de servicio se encontraban dos travestis ejerciendo la prostitución (“con las debidas autorizaciones”, se aclaró a ecoUruguay). Y los pobres ciudadanos argentinos no tuvieron mejor idea que hacer comentarios insultantes, burlándose de ellos. De las burlas al intercambio de insultos, y de allí a la paliza que los travestis propinaron a los ciudadanos argentinos, incluyendo el golpe con una piedra. De todo ello hay testigos.

Miente también el denunciante respecto a la supuesta omisión de asistencia. Los propios policías que intervinieron en su defensa los condujeron al hospital, donde fueron correctamente atendidos.

Los travestis fueron detenidos de inmediato por la policía de Trinidad, que dio cuenta a la Justicia. Pero quedaron provisoriamente en libertad porque el delito de lesiones personales se persigue a denuncia de parte ante la propia Justicia, y los ciudadanos argentinos no estaban dispuestos a permanecer en Trinidad hasta las 13.00 en que abre el juzgado.

De todo ello existe información oficial. Y toda esa información fue puesta en conocimiento de la cónsul argentina en Paysandú, que se interesó por el tema a instancias del embajador en Montevideo.

Ya lo dijo Jorge Luis Borges en el final de aquel cuento:

La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios”.

***

Ahora bien, sólo un pasquín pudo levantar esta denuncia sin corroborar ningún dato. De El Argentino ya nada llama la atención: ese diario ha dicho explícitamente que no da ninguna información que perjudique al piquete de Arroyo Verde.
Pero que el señor Lanata, que tan buen concepto de sí mismo tiene como periodista, levante ese mamarracho sin confirmar nada, sólo puede atribuirse a un amarillismo irresponsable y criminal.
La denuncia destila chovinismo: “En el hospital de Las Flores no lo habrían querido atender” porque “éramos argentinos y nos cerraron la puerta en la cara”. (…) “Ellos, como cualquier persona del mundo vienen a un hospital de la Argentina y hay obligación de atenderlos, pero los uruguayos nos niegan algo tan elemental como la asistencia en una emergencia”.

Uruguay está lleno de turistas y hombres de negocios argentinos, en sus autos con matrícula argentina. Pasean, conversan, reservan casas para el verano… Pero uno de los órganos piqueteros de Gualeguaychú publica una denuncia estúpida que no levantaría ni La Juventud, pero sí el diario de Jorge Lanata, y en primera plana de su portal en Internet.

Y, cuando esta ola de histeria se cobre un muerto, ni la prensa piquetera ni la amarillista Crítica tendrá ninguna responsabilidad. Ellos nada, nada que ver.





domingo, 5 de octubre de 2008

¿Fuera de control?

Pendientes del acto de Kirchner

“No creo que la negociación se haya ido de las manos de los presidentes”, dijo una fuente de la Cancillería uruguaya. “Sencillamente, los mecanismos ensayados para llegar a un acuerdo, que eran los adecuados, no funcionaron”. Está convencido de que, desde el primer momento, Argentina actuó en función del recurso ante La Haya.

(Rumbosur, 25.05.2006)


“Tengo la impresión de que en la relación con Argentina, el estilo de este gobierno –que es dejar que las cosas vayan decantando, a ver si se arreglan solas– fue dejando que esto creciera, creciera, creciera, y hoy se ha transformado en una cosa muy peligrosa para Uruguay”, comentaba hace un par de semanas el ex ministro de Economía del presidente Luis Alberto Lacalle, Ignacio de Posadas.

“Haber visto la postura argentina como algo propio de un período preelectoral –entonces ‘Dejalo correr, cuando salga electo Busti esto se termina, no te preocupes’– hizo que la cosa creciera, creciera, creciera, y una vez que empujaron al chancho en la bajada no había quién lo volviera a subir”, dijo al programa En Perspectiva, en El Espectador. De Posadas reconocía que “es muy difícil lidiar con la irracionalidad” y con “los códigos de la política argentina”, pero puntualizaba: “Una realidad de política exterior no se acomoda (...) insistiendo en que yo tengo razón y usted está equivocado, aún si la tengo. El tema de quién tiene razón ahora casi pasó a segundo plano; lo que tenemos en este momento es una amenaza seria a los intereses de Uruguay”.

Esa visión del ex ministro, a quien la izquierda visualiza como su antítesis, tuvo la particularidad de, por un lado, separarse de los planteos beligerantes de la oposición y en particular de su propio Partido Nacional, y por otro lado coincidir –en grandes líneas– con opiniones que rumbosur recogió en fuentes del Edificio Libertad y la propia Cancillería. Con matices y “sin los sarcasmos típicos” del ex ministro y senador, pero con algún acuerdo esencial.

“Cuando llegamos al gobierno el problema ya estaba planteado en todos sus términos”, dijo –a título personal– una fuente de la Cancillería. “Estaba aprobado el Tratado de Protección de Inversiones con Finlandia (que el Frente Amplio no votó porque es el peor de los que ha suscrito Uruguay); y concedido el permiso a Ence, al que Botnia se sumó después. Ya estaba planteada también la protesta de los vecinos de Gualeguaychú, y en la primera reunión de los presidentes Vázquez y Kirchner se resolvió formar el grupo de alto nivel. Probablemente el análisis fue equivocado”, concedió, “viendo la protesta de Gualeguaychú como expresión de los intereses electorales del gobernador Jorge Busti. En realidad había una gran manija, información disparatada, etcétera, pero lo cierto es que la población de Gualeguaychú lo creyó, y por lo tanto el fenómeno trascendía lo electoral”.


¿Negociación imposible?

Mientras crecía la protesta de la Asamblea Ambientalista, comenzaba a reunirse el Grupo de Alto Nivel. “Se suponía que cada país iba a nombrar cinco o seis representantes, pero por Argentina venían 20. Es muy difícil conducir una negociación con 20 que a su vez tienen diferencias entre sí, algunos que saben del tema y otros que no, algunos fundamentalistas y otros orientados a la discusión. Además, la Cancillería argentina tiene un director de Asuntos Ambientales como Raúl Estrada Oyuela, que sin duda conoce del tema, pero asumió una posición fundamentalista. Sinceramente, tengo la convicción de que ya entonces Argentina estaba preparando el terreno para ir a La Haya”, confió el funcionario. “Cuando la subcomisión de aguas había avanzado y acordado en el 85 ó 90% de los temas, Estrada Oyuela la levantó impidiendo seguir la negociación. Es que un acuerdo en esa comisión sería un antecedente muy fuerte contra el reclamo en La Haya que ya estaba en sus planes. Ahí se intensificaron los piquetes, que hasta entonces eran ocasionales”.

Fue entonces cuando Uruguay intentó convocar al Consejo Mercado Común y advirtió que buscaría también recurrir al Tribunal de Controversias.

“En el deber ser, los piquetes son una ultraviolación del tratado”, decía De Posadas. “El presidente pro témpore del Mercosur tiene que dar lugar a eso y en el deber ser, juntados los socios después de que el presidente los convoque, tienen que decir que Argentina estuvo mal. Todo eso es clarísimo en el reino del deber ser, pero no en el reino del ser, y la responsabilidad que tiene Uruguay es con relación al ser de su país, no con relación a una docencia del deber ser”. Pero opinó que Uruguay no debió buscar ninguno de los dos caminos, “no porque esté mal sino porque iba a dar malos resultados”.

Según el funcionario de Cancillería, no recurrir a esos mecanismos supondría “un grave daño a la institucionalidad del Mercosur, en la cual habíamos avanzado mucho durante la Presidencia pro Témpore de Uruguay. Teníamos que destrabar la discusión y evitar el bloqueo –que estaba claro que no era propagandístico sino que buscaba provocar un daño económico al país–, y al mismo tiempo defender el proceso de integración”.

La Cancillería armó entonces un equipo “con los mejores especialistas, sin importar a qué partido respondían”, dijo esa fuente. Vázquez convocó a los líderes políticos, les brindó un informe de la situación, y la Cancillería llamó a todos los partidos a integrarse a esa comisión de trabajo que discutiría la estrategia. “Pero, salvo el Partido Independiente, el resto de la oposición no se quiso integrar”, señaló el funcionario.

La comisión seguía funcionando sin representantes de los partidos Colorado y Nacional; los piquetes se consolidaban, “y a mí me confirmaba que esto iba de cualquier manera a La Haya”, dijo la fuente. “Era muy difícil desarmar el clima creado en Gualeguaychú”.

La oposición reclamó que, ante el punto muerto en la discusión a nivel de cancillerías, el Presidente hiciera algún gesto. “El gesto se dio en Chile, todos sabemos lo que pasó, y se volvió a trancar”. Respecto al pedido de detener las obras, tras la reunión del secretario de la Presidencia uruguaya, Gonzalo Fernández, y el ministro del Interior argentino, Aníbal Fernández, la fuente comentó que “le quedó un mal sabor que, cuando se había acordado suspender la construcción para contemplar algún estudio más, Botnia –que en principio estuvo de acuerdo– se haya negado”. El periodista argentino Joaquín Morales Solá afirma en La Nación que Botnia Uruguay accedía, pero recibió la orden en contrario desde Finlandia. El funcionario de Cancillería no quiso comentar la versión, pero “algo ocurrió que impidió esa suspensión que no ofrecía problemas, y congeló las posiciones en el punto de discrepancia al que se había llegado”.


Interna complicada

De Posadas rechazaba los reclamos de la oposición en el sentido de que Uruguay debería endurecer su posición. Reconocía que el miedo que hoy sienten muchos argentinos es genuino, “y los miedos son muy difíciles de combatir”. “El miedo está generado; se creó mal pero es una realidad, entonces hay que ir al encuentro de eso, porque estas cosas no se arreglan ganando uno y perdiendo el otro. Esperar a que mañana en La Haya se diga que Uruguay tiene razón y Argentina no, cosa que es muy difícil que suceda en esos términos, tampoco es una solución”.

Por su parte, la fuente de Cancillería reconoció debilidades en el frente interno. “Hay ministros cuya opinión no conocemos; ministros que intervinieron y no debían hacerlo, porque la política exterior es materia del Presidente con el ministro de Relaciones Exteriores (sin perjuicio de que el Presidente pueda buscar, como lo hizo recurriendo al secretario Gonzalo Fernández, alguna vía tangencial para buscar una salida cuando la negociación se trabó en su carril normal)... Faltó disciplina internamente, en momentos en que la oposición ha sido feroz y al mismo tiempo faltode propuesta. Por ejemplo”, dijo, “se reúne la comisión para discutir estos temas y el Partido Colorado difunde una carta diciendo que no considera que sea un nivel adecuado para participar. Al mes desembarcan en la comisión el Partido Colorado y el Partido Nacional, pero sin aportar nada en relación a la estrategia a seguir. Y a continuación critican al Presidente porque ‘no conversa’, si conversa lo critican por conversar, si dice que llevar el tema a La Haya es cortar el diálogo dicen que tiene que conversar... El Parlamento convoca al ministro Mariano Arana y al canciller para darles su apoyo, pero de inmediato se los critica a través de la prensa (algún medio, en 550 días de gobierno, dedicó más de 300 números a cuestionar al ministro Gargano). La oposición juega su partido para dentro de cuatro años, sin entender que al Uruguay le va mucha cosa”, comentó.


Socios

“Estamos solos, absolutamente solos, y no tenemos tamaño para poder estar solos. Entonces, primero hay que callarse la boca (...) porque no se puede entrar en competencia con el presidente de Argentina, que siempre ha tenido ese estilo de pechar, pechar y pechar. No hay que hacer declaraciones, y mucho menos sin anticipar: en la política la anticipación es esencial”, dijo De Posadas. Pero, ante el pedido de reunión del Consejo Mercado Común, era “de cajón que Argentina no iba a citar, (...) y era de cajón que Brasil, enfrentado a un problema de dos socios, iba a hacer una de dos cosas: sacar la pata del lazo o volcarse al mayor, que es en el que más interés tiene. Lo que Brasil hizo –que en el reino del deber ser está mal– fue decir ‘Esto no es del Mercosur, es bilateral’; [pero] en el reino del ser era lo mejor que podía ser para Uruguay”.

La fuente de Cancillería coincide en que Brasil no podía dar la razón a Uruguay. “Pero pudo jugar la carta del Consejo Mercado Común, que era lo que nosotros habíamos pedido para discutir el bloqueo. Brasil no sólo no ayudó a resolver el conflicto sino que le dio la razón a Argentina en cuanto a la bilateralidad. A mi manera de ver, ese es un grave error de Brasil incluso para sus intereses nacionales”, señaló.

El experimentado dirigente nacionalista destacaba que “el Mercosur para Brasil siempre fue un proyecto político, no comercial (...): liderar un bloque para consolidar su situación como player internacional. Tenemos que reconocer eso” y “acercarnos a Brasil callados la boca” para “tratar de negociar comercialmente todo lo que se pueda con todos los que se pueda”.

“Se dice que cuando Lula habló con Kirchner sobre la necesidad de conversar con Uruguay, el presidente argentino tuvo una reacción... destemplada. Pero desde mi punto de vista Brasil se equivocó. Nadie le estaba pidiendo que se inclinara por Uruguay sino que reconociera la regionalidad del conflicto. Hay mucha manija contra el Mercosur, hay gente muy interesada en que la integración no camine, y la actitud de Brasil vino a robustecer esa imagen. El Mercosur no funciona desde el punto de vista comercial, no funciona respecto a la compensación de las asimetrías, y si Brasil pretende liderar el proceso de integración es el que tiene la mayor responsabilidad. La Unión Europea no hubiera avanzado si Alemania y Francia no hubieran sido los motores de la integración. Desde mi punto de vista, Brasil se debate entre la vieja concepción del ‘Destino manifiesto’ de Itamaraty y la Escuela de Guerra, el liderazgo empujando hacia el Pacífico, y una concepción más acorde al mundo de hoy: los líderes indiscutidos de un proceso de integración que lo pone en mejores condiciones de ser interlocutores de los grandes países y regiones del mundo”.

Aunque rechazando “el tono mordaz”, una fuente del Edificio Libertad coincidió en lo esencial del planteo del ex ministro nacionalista, y en que la solución del problema tampoco está en La Haya. Si bien espera que, en pocos meses, el Tribunal rechace la medida cautelar que pide Argentina, está de acuerdo en que el tema de fondo “no se va a solucionar, porque va a llevar muchísimo tiempo –años– y, mientras sigue el conflicto, el deterioro de la relación con Argentina va a producir efectos muy graves”. Recordó que el presidente Néstor Kirchner inicia este jueves el camino a la reelección, y eso le genera problemas para retroceder en su enfrentamiento a las plantas de celulosa.

De Posadas proponía “ir al encuentro de Argentina hasta en el tono”. Partiendo de que los 90 días de suspensión son “un disparate” que “no se puede ni discutir”, proponía tragar saliva, “reunir toda la información otra vez”, “llamar al embajador argentino, poner todo esto a su disposición, pedir al gobierno argentino que, habiendo leído y estudiado todo esto por favor nos diga concretamente qué otros elementos precisa”, y “decir: ‘Muy bien, vamos a tomar una lista de consultores, elijan tres y vamos para adelante con ese tema; lo financiamos entre los dos y seguimos para adelante’”.

“Hoy no hay ninguna conversación”, dijo a rumbosur la fuente de Cancillería. “Más allá de que Uruguay siguió participando en todos los eventos del Mercosur, más allá del buen relacionamiento personal con todos quienes participan en el intercambio, más allá de que incluso en este período aumentó el intercambio comercial entre Argentina y Uruguay, lo cierto es que los pronósticos no son buenos. Uruguay se juega una carta muy importante en esta primera audiencia en La Haya (los resultados estarían a fines de julio o en agosto). Uruguay se ha armado bien, con un equipo multidisciplinario y plural”.

Vázquez viene insinuando desde hace varias semanas (y lo repitió este domingo) que “este Mercosur no sirve”, y que el propio tratado prevé la salida de sus miembros y pasar a la calidad de asociados, como lo es Chile.

De Posadas reclamaba “dejarnos de hacer declaraciones con relación al Mercosur. Es cierto que no funciona, pero es absolutamente inviable que nos podamos ir, y es mucho más inviable aún que podamos cortar a la medida un traje Mercosur propio; ser socios aquí sí, allá no, un poquito para arriba… Eso es absolutamente inviable”.

“Hoy está en juego la inserción internacional del Uruguay, para lo cual hay que analizar la situación en la región”, matizó el funcionario de Cancillería. “En la Cumbre de Viena, los temas centrales fueron la situación de Bolivia y las plantas de celulosa de Uruguay, y no por el papel de la reina del carnaval de Gualeguaychú. Y el discurso de Kirchner en la Cumbre pone en duda toda posibilidad de inversión europea en la región, cuando el destino de la forestación en Argentina no puede ser otro que ese, porque no van a fabricar escarbadientes ni a exportar rolos con todos esos árboles. Ya lo dijo el presidente de Botnia en los diarios argentinos del domingo: ‘Se nos van las ganas’, y parece lógico que un emprendimiento de esa naturaleza no puede depender de que se fabrique un clima de terror y un piquete corte el tránsito de personas y cargas”.

“Si el Tribunal aceptara las medidas cautelares que pide Argentina –detener la obra–, toda la región se tiene que despedir de las inversiones. Si no da lugar a las medidas cautelares, no hay ninguna garantía de que no sigan los piquetes (este fin de semana cortaron el puente otra vez). Apostemos a la racionalidad. Si este jueves Kirchner vincula este tema en su campaña electoral, es un problema. Podemos tener un panorama más complicado.

“En ciertos aspectos estamos en una situación particularmente vulnerable”, advertía De Posadas, y coinciden las fuentes de rumbosur. “En la energía, en los canales, en todo lo que fuera, Argentina nos va a pasar factura, nos va a costar muy caro. Tenemos que tratar de parar la pelota, enfriar el partido, callarse la boca e intentar (...) un acercamiento con Brasil para tratar de recomponer la relación, que es muy importante”.

Silencio

El fin de semana pasado trajo noticias que pueden cambiar el escenario. Trascendió que la provincia de Corrientes ha estado negociando la instalación de una planta de celulosa finlandesa “igual o más grande que la de Fray Bentos”, y que el gobernador está en tratativas con empresas chilenas. El presidente de la consultora que diseñó la planta de Botnia en Uruguay, Rainer Häaggblom, añadió que también el gobernador de Misiones está muy interesado en recibir a las empresas del papel.

El reconocimiento debilita las posiciones intransigentes ensayadas hace apenas unos días por el presidente y los gobernadores argentinos que se solidarizaron con su par entrerriano Jorge Busti, y éste trató de “hipócrita” al correntino.

El presidente de Botnia, Erkki Varis, aseguró el domingo a enviados de varios diarios argentinos que la planta será inaugurada como estaba previsto entre agosto y septiembre de 2007, ya que la empresa no piensa paralizar las obras porque eso no es necesario para el estudio de impacto ambiental. Y advirtió que este conflicto “disminuye las ganas de invertir en la Argentina y en Uruguay”.

Ya el sábado 20, otro gesto destacado fue la presencia del vicecanciller y el embajador argentinos en los actos conmemorativos de los 30 años de los asesinatos en Buenos Aries de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw.

Vázquez, quien hace unos días concluía que no hay nada que hablar sobre este tema, decía este domingo a Morales Solá que siempre está “dispuesto a hablar”, aunque “es el gobierno argentino el que ha llevado el conflicto al Tribunal. Y creo, sinceramente, que Uruguay tiene razón”. “Estoy dispuesto al diálogo, pero ¿cómo hacer ese diálogo? Entiendo las necesidades políticas del presidente Kirchner, pero yo no tengo muchas propuestas para hacerle”, dijo Vázquez a La Nación.

También el canciller Reinaldo Gargano, si bien reclamaba la razón para la posición uruguaya y recordaba que Argentina optó por llevar el tema a La Haya, destacaba este sábado: “Nunca se va a terminar el diálogo con Argentina”, ya que ambos países “están vinculados por miles de lazos”. El conflicto, lamentaba Gargano, “es solamente un episodio lamentable que nadie tenía en su libreto”.

Desde la otra orilla, también este domingo pero en Clarín, Kirchner sostenía que cree tener “los principios jurídicos” para recurrir por “la violación del Pacto del Río Uruguay”, y que está “siguiendo todos los pasos que corresponden a una actitud cívica correcta en un tema ambiental, y a la desdramatización que debe tener esta cuestión”. Y parecía también enviar una señal: “Yo, al revés de lo que han dicho el propio presidente (Tabaré Vázquez) y demás, creo que nunca el diálogo se agota”.

Pero, tomando distancia de la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú, que rechaza discutir siquiera si las plantas de celulosa contaminarán o no y exige no tenerlas frente a su ciudad, cuando Clarín le pregunta cómo terminará la historia, si no serán construidas o sí lo serán pero con “un nivel razonable de control ambiental en el cual participe la Argentina” (que es lo que ha ofrecido Uruguay desde el principio), Kirchner respondió: “No queremos perjudicar las inversiones de nadie. Pero no queremos tampoco que haya contaminación y que se respete el medio ambiente. Entonces, eso va a determinar si es factible o no la funcionalidad de las plantas de papel”.

Algo es seguro: desde el Edifico Libertad y la Cancillería, habrá muchos ojos y oídos puestos en el acto en que Kirchner iniciará hoy, jueves 25, su campaña reeleccionista.

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La defensa celeste

Para defender a Uruguay ante el Tribunal de La Haya, donde tendrá lugar la primera audiencia el 8 y 9 de junio, el presidente Tabaré Vázquez designó al secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, como cabeza del grupo que integrarán los embajadores en Francia, Héctor Gross Espiel, en Estados Unidos, Daniel Gianelli, y en La Haya, Carlos Mora. A ellos se suman el representante permanente ante las Naciones Unidas, Felipe Paolillo, los internacionalistas Edison González Lapeyre y Roberto Puceiro, el ex decano Alberto Pérez Pérez, más el estudio jurídico estadounidense Foley Hoag LLP, experto en litigios internacionales y demandas entre Estados.





martes, 16 de septiembre de 2008

“Vamo a dejarla ahí”

Nadie entendía nada, hasta que habló el Goyo

“¡¿Qué pedir perdón ni pedir perdón?! ¡Antes caer de espaldas que de rodillas!”. La boca torcida en un rictus desafiante, el teniente general Gregorio Álvarez bramó la respuesta a la cara de los periodistas que le preguntaban qué habían querido decir los 10 ex comandantes con su carta difundida en el Día del Ejército. Tal vez su estallido puso un antes y un después definitivo en “la cuestión militar”.

Rumbosur, 25/4/2006.




Hace dos semanas, la Justicia envió a prisión a cuatro personas por el asesinato de un empresario inmobiliario. Según trascendió, un inversor español contrató a un policía para que (“por medios no legales”, dicho eufemísticamente) recuperara el dinero que le habría birlado el empresario. El policía mató al empresario, trataron de ocultar el asesinato, fueron descubiertos y marcharon a prisión el inversor, su mujer, el policía, y el escribano que supo y calló. Presumiblemente, la defensa alegará que quien disparó el arma fue el policía. Pero quien ordena apremiar ilegalmente a una persona es responsable de lo que ocurra de ahí en adelante, y por eso los involucrados están procesados por homicidio.

El general Gregorio Álvarez razonaba así cuando, siendo comandante en jefe, emitió en julio de 1978 la célebre orden interna 7777 anunciando: “Este Comando no permitirá fijar forma de revisionismo de lo actuado por sus integrantes durante la guerra contra la subversión, y si alguna actividad reñida con los Derechos Humanos se le adjudica, el suscripto se responsabiliza de haber dado la primera orden en ese sentido por su condición de jefe de Estado Mayor Conjunto en la época de referencia”.

“Yo lo maté”, asumió –con el mismo sentido común— el teniente general Hugo Medina en una lejana entrevista con César Di Candia, cuando éste le preguntó quién había matado al doctor Vladimir Roslik. Medina era el comandante de la región militar de la cual dependía el cuartel donde el médico fue torturado hasta morir el 16 de abril de 1984. No adujo que él no había dado orden expresa de matarlo, ni importaba quién se había “excedido” al sumergir a Roslik en el tacho: fue personal a su mando en una dependencia a su mando. Medina tampoco argumentó que el operativo que terminó en la muerte de Roslik fue una maniobra para debilitarlo a él como “aperturista”, precisamente en oposición a los “duros” liderados por Gregorio Álvarez. En lugar de argumentar, explicar, justificar, dijo escuetamente: “Yo maté a Roslik”.

También a la salida de la dictadura, los comandantes de las Fuerzas Armadas emitieron en 1986 una recordada declaración, en la que reivindicaban el golpe del Estado (“cuando se producen desencuentros entre los sectores que componen una sociedad, de magnitud tal que no se logre conciliar un punto de entendimiento y la crisis trae como consecuencia el quebrantamiento de la legalidad vigente”). Los comandantes explicaban elípticamente que habían perdido “los puntos de referencia” y reconocían que “los hechos derivados de tal situación, cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas, son de su responsabilidad, por acción u omisión”.

Coincidentemente, las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, la izquierda y sectores minoritarios del Partido Nacional y del Partido Colorado reclamaban juzgar a los autores materiales de los delitos, pero también y en primer término a quienes tuvieron la responsabilidad no sólo de la “guerra contra la subversión” (que en realidad había terminado un año antes del golpe de Estado), sino de las violaciones ocurridas durante toda la dictadura.

Pero, pese a tanta unanimidad en la responsabilidad máxima del mando superior, en aquel mismo 1986 el Parlamento se vio forzado a aprobar la ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, y luego la ciudadanía la ratificó en medio de un clima que amenazaba con otro golpe militar.


Sobre mojado

Por eso, cuando trascendió en vísperas del Día del Ejército que 10 ex comandantes difundirían una carta abierta, en la que asumían la “responsabilidad” por las violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura, medio país salió a interpretar qué se proponían.

Ya el jueves 18, los programas periodísticos de radio y televisión comenzaron leyendo la carta y buscando aclaraciones, repercusiones, o por lo menos signos exteriores que permitieran una interpretación.

Para empezar, se comprobaba que eran casi todos los ex comandantes aún vivos: Gregorio Álvarez (1978-79), Guillermo de Nava (1990-1992), Juan Curutchet (1995-96), Fernán Amado (1998-99), Carlos Daners (2001-2004), Carlos Berois (1987-90), Juan Rebollo (1992-93), Raúl Mermot (1996-98), Juan Geymonat (1999-2001) y Santiago Pomoli (2004-2005).

Segunda comprobación, el único que ocupó el cargo durante la dictadura fue Álvarez.

Tercera comprobación, no la firmaban Daniel García (1993-1995) ni Ángel Bertolotti (2005-2006), el inmediato predecesor del teniente general Carlos Díaz. Con las horas se sabría que Bertolotti no fue informado de la carta ni invitado a firmarla. Se tomaba nota de que, durante el actual gobierno, Bertolotti encabezó las investigaciones sobre desaparecidos y elaboró el informe que reconoció por primera vez de manera oficial la desaparición de personas.

Fuentes próximas a Daniel García aclaraban que él tampoco fue informado previamente, y que “hace tiempo que no concurre a reuniones de militares”. En abril del año pasado, en el programa Código País de Teledoce, García negó que el Ejército torturara a sus detenidos: los prisioneros declaraban espontáneamente y después pedían a sus interrogadores que los golpearan para justificar, con las marcas, porqué habían colaborado, afirmó. Pero se tomó nota de que García se había manifestado partidario de un pedido de perdón por parte de los militares. Después de las primeras interpretaciones a partir de quiénes firmaban, quiénes no y por qué, se pasaba a la segunda parte: qué decían y qué efecto buscaban con la carta.


Ma non troppo

Los ex comandantes precisaban el motivo de su salida pública: “varios camaradas en actividad y retiro han debido concurrir a Juzgados por citaciones en distinta calidad, relacionadas con hechos del pasado”, “casos recientes y en algunos otros en trámite, (...) abriendo el paso a la Justicia de otros países para que actúen sobre camaradas nuestros, ciudadanos de esta Nación, por los hechos ya mencionados”. Es decir, la extradición de implicados en el secuestro y asesinato del agente chileno Eugenio Berríos, y los detenidos para extradición por el secuestro y asesinato de María Claudia García de Gelman.

Las premisas de la carta no pasaban de generalidades (“el Jefe es responsable de lo que hacen sus subordinados”, “apoyo incondicional al Ejército y su Mando”, “compromiso con el Ejército y con la Nación que les es propio por su condición militar y por el cargo que ejercieron”) o ambigüedades (“adhesión que les inspira el dolor de todos los compatriotas que han perdido a seres queridos”).

La sustancia parecía estar en el remate: “Declaran que comparten y asumen plenamente las responsabilidades institucionales y sus eventuales consecuencias, por los actos del servicio cumplidos por los integrantes del Ejército, como un compromiso solidario e intransferible”.

Varios dirigentes políticos consultados destacaban el tono “mesurado” de la carta. Familiares de detenidos desaparecidos apuntaban que, si los comandantes se estaban declarando culpables por los delitos que cometieron sus subalternos, lo recibían con beneplácito. Una redacción ambigua como “adhesión que les inspira el dolor de todos los compatriotas que han perdido a seres queridos” podía querer decir muchas cosas.

Según los primeros trascendidos de fuente militar, los firmantes aspiraban a “que la situación sea escuchada, atendida, y que –si creen que es una instancia que amerita conversar con nosotros, o mandarnos citar– bueno, todo eso está abierto”, dijo uno de ellos a En Perspectiva fuera de micrófono. Nada nuevo, entonces, salvo que quisieran dar una señal clara de que no resistirían una citación, como algunos anunciaron en su momento y se volvió a decir recientemente.

*** 

¿Qué querían decir, entonces, a quiénes y para qué? Porque el general Mermot distinguió rápidamente entre los “actos de servicio” y sus consecuencias de torturas, muertes y desapariciones. “¿Usted puede pensar que alguien pueda dar esa orden sensatamente, que alguien que ahora se hace responsable pueda haber dado esa orden?”, preguntó en relación a la muerte de María Claudia García de Gelman. “¿Cómo va a ser un acto de servicio? No, no. De ninguna manera”, enfatizó. Y remarcó: “Uno es responsable de todo lo que hagan o dejen de hacer los subordinados en tanto lo hagan cumpliendo órdenes, directivas o planes precisos dispuestos por uno. Pero si hay algo que se hizo que no responde a un plan o a una orden precisa, no soy responsable”.

El 18 de mayo de mañana era imposible saber de qué se estaba hablando. Si la carta aludía a las extradiciones motivadas en aquellos hechos ¿por qué están detenidos los militares Gavazzo, Silveira, Rama, Vázquez, Arab y el ex policía Medina?

A diferencia de lo que en su momento asumieron los generales Medina y Álvarez, los firmantes se sienten “responsables” sólo por los “actos de servicio”, pero nadie aclaró qué es un acto de servicio, en especial cuando “se perdieron los puntos de referencia”. ¿Las torturas, a veces asistidas técnicamente por médicos militares para que el interrogado no muriera prematuramente sin brindar información? ¿El parto de las prisioneras para traficar con los recién nacidos y después matar a la madre? ¿Los millones de dólares con que, según se ha denunciado, se intentó extorsionar a familiares de algunas víctimas y a personas a las que se podía acusar de vinculaciones con “la subversión”?


No se oye

El abogado del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), Guillermo Paysée, asignó una “importancia relativa” a la carta y destacó la coincidencia en el tiempo con la detención de “los militares más comprometidos con las violaciones a los Derechos Humanos” para su extradición.

Paysée destacaba algo obvio: las cúpulas militares no son responsables ni dejan de serlo porque así se declaren. El abogado daba otra pista: Serpaj presentaría en estos días una denuncia (que venía preparando desde tiempo atrás) contra las cúpulas militares, por su responsabilidad en los hechos o actos desarrollados por sus subordinados.

Fuentes militares admitieron a rumbosur que una de las principales finalidades de la declaración fue desviar la investigación del juez Juan Carlos Fernández Lecchini en relación a esta “sección uruguaya” del Plan Cóndor, atendiendo al pedido de extradición solicitado por Montenegro. Los firmantes entendieron que, si los mandos superiores reconocían la “responsabilidad” de los hechos de la dictadura, la causa contra los detenidos podría desvanecerse.

También buscaron provocar un hecho político al estimar que la declaración cerraría filas en la interna militar, algo así como “todos encolumnados detrás de los jefes de ayer, hoy y siempre”.

Pero entonces, luego de tantos intentos de explicar el contenido y los motivos de la carta, Gregorio Álvarez descerrajó su ira ante cámaras y micrófonos. Ante la insistencia de los periodistas por una explicación sobre qué buscaban transmitir, Álvarez cortó: “Vamo a dejarla ahí”.

Tal vez era demasiado tarde, y debieron “dejarla ahí” antes de salir a los medios. La carta tendría un efecto boomerang ya que, aunque quiso demostrar que aquellas acciones tuvieron carácter institucional, el tema no caló entre los oficiales en actividad, que aspiran a desprenderse de los hechos ocurridos durante la dictadura. En lugar de cohesión, generó desconcierto en filas del Ejército: si además de la detención y extradición de los más notorios represores –a quienes el arma está dispuesta a entregar– se efectivizara la captura de los ex comandantes, la institución ingresaría en una situación interna que dificultaría la jefatura del comandante Carlos Díaz.

La Secretaría de Derechos Humanos de Argentina reclamó a la Justicia de ese país que libre una orden internacional de captura con fines de extradición para los 10 ex comandantes. La solicitud del secretario de Derechos Humanos, Luis Eduardo Duhalde, al magistrado Guillermo Montenegro, fue formulada en el marco de la investigación abierta en este país por la desaparición en 1976 de María Claudia García de Gelman.

En Uruguay, sin embargo, el Poder Judicial no actuaría de oficio como reclamaron algunas voces. “No está nada previsto, porque los firmantes reconocen su ‘responsabilidad’ en términos genéricos, pero no su culpabilidad en los delitos”, explicó a rumbosur una fuente judicial.

Las derivaciones de la causa que sigue la Justicia argentina pondrían en un brete al presidente Tabaré Vázquez, quien se comprometió en 2005 a mantener y cumplir la Ley de Caducidad, “en especial de su artículo 4º, que ordena investigar las denuncias”, de la que en principio estaban excluidos por su propia naturaleza (aunque no figure expresamente en el texto legal) los asesinatos de María Claudia García, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw. Más cuando, los ánimos caldeados por la carta y recalentados por el exabrupto de Álvarez, distintos sectores reclaman anular o derogar la Ley de Caducidad.

La carta, en consecuencia, habría logrado el más exitoso fracaso.




¿Creer o no según convenga?

Greenpeace, 35 años de polémica

Un fin superior al cual dedicar la vida, un negocio, una conspiración, un grupo de irresponsables que afirman disparates sobre temas que ignoran, “izquierda cholula”, “eco-fascistas”... La prédica de los autoproclamados “Guerreros del Arcoiris” genera entusiastas adhesiones, furibundos rechazos, despectivas descalificaciones.


Rumbosur, 18/5/2006.








“A principio de los 70, cuando ayudé a fundar Greenpeace, creía que la energía nuclear era sinónimo de holocausto nuclear, tal y como creían la mayoría de mis compatriotas”, recordó el mes pasado Patrick Moore, uno de los fundadores de la más notoria organización ambientalista.
“Esa fue la convicción que inspiró la primera travesía de Greenpeace hacia la espectacular costa rocosa del noroeste para protestar por las pruebas de las bombas estadounidenses de hidrógeno en las islas Aleutian de Alaska”.
“Treinta años después [agrega en una nota para The Washington Post], mis puntos de vista han cambiado, y el resto del movimiento ecologista necesita actualizar sus presuposiciones también, ya que la energía nuclear debería ser exactamente el recurso energético que puede salvar nuestro planeta de otro posible desastre: el catastrófico cambio climático”.
Moore abandonó Greenpeace hace veinte años, y sigue desarrollando su labor ambientalista como ecólogo e ingeniero forestal a través de otra organización, Greenspirit. Su oposición a los postulados de Greenpeace han llevado a que ésta le acuse de “eco-traidor” o “mercenario”, próximo a lo que ha dado en llamarse ecologismo escéptico (y optimista), en referencia al título del libro escrito por el danés Bjørn Lomborg, o a la de los pro-nucleares de origen verde, cuya figura más emblemática es el científico británico James Lovelock, autor de la teoría Gaia según la cual la tierra y la vida interactúan adaptándose mutuamente a los cambios. Lovelock opina que los efectos del calentamiento global son ya tan serios que es necesario reducir drásticamente la emisión de dióxido de carbono, que no hay tiempo para desarrollar energías alternativas como la solar y la eólica, y por ello aboga por la nuclear.
Lomborg a su vez es acusado por Greenpeace de presentarse como ex socio de la organización: “Él sabrá porqué tiene que inventarse un pasado que no tiene. Los datos que presenta no aportan nada que no hayan dicho otros destacados enemigos de la defensa ambiental, siendo la única novedad su falsa antigua militancia en Greenpeace”, dijo al diario español La Vanguardia el director de la organización en España. De paso, agregó que el libro El ecologista escéptico fue denunciado en su país natal, Dinamarca, como “falto de ética científica” por el Comité Público encargado de garantizar el rigor de las publicaciones.
Tanto Lomborg como Lovelocke están enfrentados con Greenpeace, y al mismo tiempo discrepan entre sí: el primero cree que las predicciones de calentamiento global son patrañas terroristas, y el segundo entiende que a plazo demasiado corto el derretimiento del hielo de Groenlandia elevará el nivel del mar en siete metros, sumergiendo por ejemplo partes de Florida, Nueva York, Londres, Tokyo, Calcuta o Venecia, y provocará la desaparición de la selva del Amazonas por un aumento de 4 grados centígrados de temperatura.

Aquellas explosiones

Greenpeace nació con otro nombre, “Comité No Hagan Olas”, ya que surgió como protesta contra las explosiones atómicas submarinas realizadas en 1969 por Estados Unidos en Amchitka, una isla situada en las proximidades de Alaska. Como ese nombre no generaba muchos adeptos, buscaron uno que englobara las dos preocupaciones del grupo, el pacifismo y el ecologismo, y así surgió el actual.
La actividad de 12 militantes a bordo de un viejo barco de madera, que en 1971 lograron postergar una prueba nuclear en Alaska, se transformó en una organización mundial con oficinas y millones de afiliados en 39 países. Patrick Moore, Robert Hunter, Bob Cummings, Ben Metcalfe (también desvinculado de la organización), Dave Birmingham, Richard Fineberg, Lyle Thurston, Jim Bohlen, Terry Simmons, Bill Danell y John Cormack fueron los pioneros de las acciones a menudo teatrales y arriesgadas, irresistibles para los medios de comunicación, que son el sello de Greenpeace.
Pero fue otra acción antinuclear la que llevó a Greenpeace a los titulares de todo el mundo. En 1985, el Rainbow Warrior, anclado en el muelle de Auckland, Nueva Zelanda, durante una campaña para detener los ensayos en el Atolón de Muroroa, fue objeto de un atentado terrorista por agentes secretos franceses que dinamitaron el barco. El fotógrafo portugués Fernando Pereira, que dormía a bordo, murió en la explosión.
“El incidente, hábilmente explotado por Greenpeace y ampliamente publicitado en todo el mundo, confirió inmediato status de mártires a la organización. Como resultado de la rápida explotación publicitaria del incidente, los ingresos de Greenpeace se triplicaron hasta alcanzar la suma de 25 millones de dólares, entre 1985 y 1987”, dice una publicación argentina furiosamente contraria a la organización. La Federación Argentina de Ecología Científica (cuyos antecedentes académicos han sido puestos en duda) no es el único grupo que cuestiona a la organización, y lo hace además con un anacrónico aire de Guerra Fría.

Amores y odios

Así como Patrick Moore declaró que Greenpeace está “dominado por izquierdistas y extremistas que desatienden la ciencia”, desde otros lugares se la ha acusado de “vender terrorismo ecológico”.
El periodista brasileño Vilmar Berna, que en 1999 ganó el premio Global 500 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, afirmó que el afán de impresionar a los medios de comunicación hace que en ocasiones Greenpeace relegue el trabajo científico. “La divulgación a veces no espera una maduración, la comprobación científica con profundidad”, y entonces, las empresas pueden “cuestionar las denuncias, tergiversar y contraatacar a los ambientalistas”, dijo.
Desde el otro lado, la organización fue denunciada un par de años atrás por la Fiscalía General de Estados Unidos, a raíz de una protesta llevada a cabo en abril de 2002, cuando sus activistas abordaron un barco que transportaba madera de caoba ilegalmente talada en la Amazonía brasileña. Subieron al buque mercante que se dirigía a Miami y desplegaron una pancarta con la leyenda “Presidente Bush, detenga la tala ilegal”. En aquel momento fueron condenados a pagar una multa y pasaron un fin de semana en prisión, pero en julio de 2003 el Departamento de Justicia, dirigido por John Ashcroft, decidió procesar a toda la organización en su conjunto, “en lugar de investigar y denunciar a los importadores estadounidenses de madera ilegal”, según señaló la organización.
Pero, para reabrir el caso y para regocijo de Greenpeace, la Fiscalía debió recurrir a una ley de 1872 contra el llamado “sailormongering”, una práctica por la cual las prostitutas de los puertos subían a los barcos o incitaban a los marineros desde tierra a acudir a las tabernas. Esa ley, invocada sólo dos veces en 130 años (la última de ellas hace cien años), sería utilizada “para declarar a Greenpeace organización criminal, mientras los madereros, transportistas y comerciantes de caoba siguen impunes”, y mientras “la madera ilegalmente talada sigue llegando a EE UU y Europa, y los criminales siguen trabajando en el corazón de la Amazonía”.
En Uruguay –aunque sin aludir específicamente a Greenpeace—, varios líderes del Movimiento de Participación Popular, como el senador Eleuterio Fernández Huidobro y el dirigente tupamaro José Marenales, también atacaron a los ecologistas para defender los emprendimientos forestales. “Será muy difícil pensar que algún día dejen de plantarse bosques en Uruguay, por más que así lo pretenda la izquierda cholula, amante de los pajaritos y de las ballenas blancas, hija de la bobeta, apartada de la realidad pero debidamente muy bien financiada por las ONG de cada uno de los bloques y la cholulez planetaria”, dijo Fernández Huidobro en diciembre en el Senado.
Y Marenales agregó en una entrevista con el semanario Question Latinoamérica: “Yo le digo a quienes están trabajando este tema, principalmente a los ecologistas: ustedes van al baño y usan papel, a no ser que se limpien con pasto. O sea que si siguen necesitando papel para el baño, en algún lugar hay que fabricarlo”.
De otra naturaleza son los cuestionamientos a sus propuestas alternativas. Por ejemplo, en materia de energías renovables, se observa que el reclamo de obtener 164 GW eólicos en España significaría instalar más de 70.000 generadores de 2,3 MW cada uno. “Eso son, sólo en hormigón y considerando que apenas se gasten 4.000 toneladas de hormigón por generador en plataforma marina –porque el fondo sólo está a 10 metros de profundidad— unos 280 millones de toneladas de hormigón, seis veces el consumo anual de cemento en España, casi dos veces la producción de fibra de vidrio mundial y más de un 50% del consumo anual español de acero”.
Obviamente, ninguno de los críticos dejó de festejar el 1º de abril del año pasado, cuando Greenpeace fue multada por dañar el arrecife que pretendía defender. Su barco insignia, el Rainbow Warrior II, encalló en el arrecife en el Parque Nacional Marino de Tubbataha, situado en el mar de Joló, a 680 kilómetros al sur de Manila, y dañó aproximadamente 100 metros cuadrados del arrecife. “Este accidente se pudo haber evitado si la carta marina fuera precisa”, dijo Red Constantino, representante de Greenpeace en el sudeste de Asia.

Las finanzas

Un aviso publicado el 8 de abril pasado en Infojobs.net ofrece un cargo como “Responsable de captación online de fondos” y describe: “Departamento: Marketing”. “Sede central: Madrid. Descripción / Filosofía de la Empresa: Somos una organización ecologista internacional, económica y políticamente independiente, que no acepta donaciones ni presiones de gobiernos, partidos políticos o empresas. Nuestro objetivo es proteger y defender el medio ambiente, interviniendo en diferentes puntos del Planeta donde se cometen atentados contra la Naturaleza. Greenpeace lleva a cabo campañas para detener el cambio climático, proteger la biodiversidad, acabar con el uso de la energía nuclear y de las armas y fomentar la paz. En la actualidad Greenpeace cuenta con cerca de tres millones de asociados en todo el mundo. Con ellos la organización intenta hacer frente a la creciente degradación medio ambiental del Planeta”.
Explica luego que “La persona contratada se responsabilizará de planificar, dirigir y supervisar las acciones de captación y generación de ingresos que utilizan canales online. Asimismo asumirá la responsabilidad dentro del Grupo de Fidelización del socio/a, de las acciones que utilicen los canales online. Se encargará también de proponer, controlar y dirigir acciones de Marketing vinculadas con el desarrollo de la notoriedad e imagen institucional de Greenpeace, y de desarrollar el canal móvil como una nueva vía de captación de socios y generación de ingresos para la organización”.
Al describir sus funciones, especifica entre otras: “Dirigir y supervisar el trabajo de colaboradores/as externos/as que intervienen en la ejecución de las acciones (agencias de marketing online y digital, programadores web, servicios de emailing, operadores móviles...) [...] Controlar todas las actividades relacionadas con el desarrollo y promoción de la imagen de GP mediante: publicidad convencional, product placement, patrocinios, colaboraciones especiales”.
El grupo ambientalista afirma que financia sus actividades con la contribución de donantes (que en los últimos 20 años han caído de cinco a tres millones). Entre ellos, afirma, no admite a gobiernos, empresas privadas ni iglesias. También esa afirmación ha sido cuestionada.

¿Las empresas?

Por ejemplo, el diario El Tribuno de Salta informaba en agosto de 2004 que el Proyecto Yaguareté fue un fraude académico que logró engañar a 720 personas y obtuvo un subsidio de 100 mil dólares de la petrolera Pan American Energy para la defensa de ese animal, en una campaña contra la construcción del Gasoducto Norandino, en 1999.
Según vino a ventilarse en el juicio laboral presentada por un baqueano contratado por Greenpeace, el dinero reunido por la organización entre contribuyentes –a través de tarjetas de crédito, donaciones telefónicas o de otro tipo— se destinó comprar una camioneta, un teléfono satelital, cuatro jaulas-trampa y cuatro collares con sistema de detección satelital para colocarlos a otros tantos felinos. Se contrató además a la empresa francesa Argos para que hiciera el seguimiento satelital de los collares que se colocarían en los felinos. En diciembre de 2001, Greenpeace anunció que, luego de casi dos años de fracasos, había atrapado a una hembra de yaguareté de 90 kilos en las cercanías de la localidad de Orán, e invitaron a bautizar al felino a las 720 personas que habían colaborado con el proyecto.
Desde entonces –aseguraron— un biólogo pasó a monitorear periódicamente su desplazamiento y meses más tarde la petrolera comenzó a financiar la investigación. En 2002, un equipo canadiense de Discovery Channel que se trasladó a la selva de Orán difundió un documental en el que aparecían el responsable de Greenpeace en la zona y el biólogo, explicando el Proyecto Yaguareté y mostrando un ejemplar... que en realidad había sido filmado en Mendoza.
Pero en 2004 el baqueano denunció que el biólogo y el representante de Greenpeace le habían ofrecido mil pesos mensuales para que paseara el collar satelital a caballo, ya que nunca habían podido capturar a un tigre, y nunca le pagaron los 8.000 pesos acumulados en esas cabalgatas. Informó también que antes, durante unos siete meses, el collar había sido colocado en un ternero criollo de propiedad de un vecino. De ese modo, el satélite había recibido durante un año y medio las señales atribuidas a un yaguareté y emitidas en realidad por el ternero primero y al caballo después.
El gasoducto se construyó, pero muchos simpatizantes de la organización se habían sumado a la campaña usando máscaras de yaguaretés en distintas movilizaciones en Buenos Aires.
Entre otros científicos que cargaron contra Greenpeace en ese episodio, el profesor de Manejo de Fauna y de Impacto ambiental, José Luis Garrido, dijo al diario de Salta: “Si el respaldo económico viene de una organización comercial que se dedica a explotar los conflictos, ya no se puede creer en la independencia de la investigación. Greenpeace hace terrorismo para asustar a la gente, y ésa es su única metodología. Este tipo de farsas la hace este tipo de gente. Yo le creo al puestero y no a Greenpeace y a sus aliados. Y me alegro que se destape la olla”.
De todos modos, varios de sus críticos reconocen que las denuncias de la organización pusieron sobre el tapete en las últimas tres décadas múltiples problemas ambientales y dieron origen a reformas legislativas, medidas gubernamentales y tratados internacionales.
También es cierto que, sin perjuicio de ello, las denuncias de Greenpeace en el conflicto por las plantas de celulosa y los ejemplos que ha manejado sobre los supuestos daños que ocasionaría han sido descalificadas por científicos de todo el mundo, en primer lugar de Argentina.


domingo, 14 de septiembre de 2008

¿Y ahora qué hacemos con el Parque Hotel?

TLC, Tifa, Mercosur...

Luego de una larga agonía del Mercosur, el presidente Tabaré Vázquez anunciará este jueves en Washington las bases del “nuevo relacionamiento” con EEUU, que buscaría un aumento sustancial del comercio bilateral y de las inversiones. “Uruguay no se va de ningún lado y no se limita a hacer los mejores acuerdos comerciales que pueda lograr con cualquiera de las naciones del mundo”, aclaró un portavoz presidencial. Pero ¿y si los socios no lo aceptan?

Rumbosur, 4/5/2006.
Fotografías del Archivo Nacional de la Imagen y de Andrés Cribari.

Vázquez habría ordenado revisar la normativa del Mercosur para que Uruguay pase de miembro pleno a miembro asociado de ese bloque. Según el enviado a Washington de Canal 10, el presidente le comentó que “el Mercosur quedó chico” para Uruguay, y que lo más conveniente sería convertirse en un Estado asociado al bloque como Chile, “socialista moderno y abierto al mundo”, en vez de permanecer atado a un bloque que ha traído “más problemas que soluciones”. Vázquez mencionó al respecto el conflicto con Argentina por las plantas de celulosa, la actitud prescindente de Brasil cuando uno de los socios bloquea el libre tránsito de personas y mercaderías, y las decisiones inconsultas de argentinos y brasileños en materia económica.

Vázquez hizo referencia al artículo 21 del Tratado de Asunción (constitutivo del Mercosur), que establece: “El Estado Parte que desee desvincularse del presente Tratado deberá comunicar esa intención a los demás Estados Partes de manera expresa y formal, efectuando dentro de los sesenta (60) días la entrega del documento de denuncia al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay, que lo distribuirá a los demás Estados Partes”. Según lo que establece el artículo 20 del mismo tratado, Uruguay solicitaría la adhesión al bloque en calidad de asociado, que es el estatus que tienen actualmente Chile y Bolivia.

Pero los ministros de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y de Industria, Energía y Minería, Jorge Lepra, negaron que Uruguay vaya a cambiar su relación con el bloque. “No está en agenda”, aseguraron. El proceso no engloba sólo a Estados Unidos y México sino también al resto del mundo, precisaron fuentes del gobierno.

Un cambio en la relación con el Mercosur no se ha manejado dentro del Frente Amplio, aunque sus dirigentes reconocen que el Mercosur está viviendo un debilitamiento progresivo de las relaciones entre sus miembros, al que se suma la alianza que reafirmaron Argentina y Brasil, a las que se sumó el presidente venezolano, Hugo Chávez, cuando calificó de “bigamia” integrar el Mercosur y además suscribir acuerdos bilaterales con Estados Unidos.

En 1991, los uruguayos festejábamos que nos integraríamos a una región de 200 millones de habitantes, colegios y academias brindaban clases de portugués. El entusiasmo llegaba al tope cuando, unos años después, la potencialidad del Mercosur permitía incluso recuperar de su abandono al decadente Parque Hotel. Si ya no somos “la Bruselas del sur”, ¿qué hacemos con él?


Aquellos sueños

Hace 100 años, el 17 de mayo de 1906, la firma Luis Crodara y Cía. solicitó autorización a la Municipalidad de Montevideo para construir un edificio para sede del "Hotel - Teatro - Casino del Parque Urbano", en un área vecina a la playa del antiguo saladero de Ramírez. Los planos originales eran del arquitecto francés Pierre Lorenzi.

Es que, con la inauguración de la línea de Tranvía del Este que llegaba hasta el Balneario Playa Ramírez, 1871, había comenzado a desarrollarse uno de los balnearios más populares de Montevideo a fines del siglo XIX. En la Playa Ramírez se asentó el Establecimiento de Baños Públicos, que posteriormente incorporó servicios afines. En 1896 comenzó el proceso expropiatorio para conformar el Parque Urbano (hoy Parque Rodó), cuyos trabajos preparatorios comenzaron entre 1900 y 1902. Carlos Thays se hizo cargo de las obras, y fueron agregándose el lago artificial, el castillo e instalaciones recreativas.

La construcción del Parque Hotel estuvo a cargo de la empresa Crodara, con el arquitecto Guillermo West, y la inauguración tuvo lugar el 30 de diciembre de 1909, luego de una postergación que parece inherente al país. Porque la ceremonia estaba prevista para la Nochebuena de 1909, pero el retraso en la llegada del buque que transportaba las cocinas desde Alemania obligó a postergarla para el 30 de diciembre. La noche de la inauguración, las arañas francesas lucían en los enormes salones, los comedores, el magnífico hall, el salón de té, el de baile, y el Casino, mientras dos grandes orquestas contratadas en Buenos Aires amenizaban la reunión y luego el baile. Pero esa noche los llamativos artefactos eléctricos de las habitaciones no estaban funcionando, los ascensores sólo estarían en uso 10 días más tarde, y las calderas de calefacción no estarían prontas hasta abril.

Las peluquerías en la planta baja estaban totalmente montadas en dos sectores para damas y caballeros. En el subsuelo estaban los alojamientos para las niñeras y el personal de servicio que acompañaban a su patrones en el veraneo. También se contaba con dos canchas de tenis.

Hasta el Parque Urbano ya llegaban los novedosos tranvías eléctricos inaugurados tres años antes, y a las puertas del lujoso establecimiento brindaban sus servicios los primeros taxis.

De aquellas luces...

Desde sus primeros tiempos, el Parque Hotel fue centro importante de la vida social montevideana, con fiestas memorables en sus salones. En 1918 cantaron Gardel y Razzano, en 1938 se presentó la orquesta de Julio de Caro, y en los recordados carnavales actuaron allí famosas orquestas internacionales y rioplatenses, entre ellas Los Lecuona Cuban Boys.

El primero de diciembre de 1915, el municipio capitalino –siendo intendente Santiago Rivas– adquirió el edificio a la Sociedad Anónima Casino Parque Hotel en un millón cien mil pesos.

Entre sus más famosos residentes estuvo el aclamado poeta mexicano Amado Nervo, autor de 20 libros y llamado a dictar conferencias en todo el continente, quien llegó a hacerse cargo de la embajada de su país y falleció pocos días después, el 24 de mayo de 1919, en la habitación número 42. Quien le acompañó allí sus últimas horas fue el poeta Juan Zorrilla de San Martín. Su hijo, el escultor José Luis Zorrilla de San Martín, realizó una mascarilla mortuoria de Nervo. Los honores tributados a Nervo, en su muerte y exequias, son siempre recordadas por los mexicanos: ante el féretro, guardias diplomáticas, oficiales, estudiantiles, organizaciones populares, luego honores militares, discursos y ofrendas florales; su cadáver fue llevado a México 100 días después en un crucero uruguayo, y Uruguay obsequió el sarcófago que está en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la capital. Eran otros tiempos.

Hubo también ilustres visitantes que declinaron la invitación oficial a alojarse en sus instalaciones, como Albert Einstein cuando viajó a Uruguay en 1925. Precisamente, Einstein se entrevistó entonces con el filósofo Carlos Vaz Ferreira. Y, a la vuelta de los años, Vaz Ferreira fue homenajeado con un banquete el 13 de octubre del 52 en el Parque Hotel, al cumplir 80 años de vida.

...al derrumbe

La crisis económica, el surgimiento de otras atracciones turísticas, el cambio en las costumbres, fueron sumiendo al Parque Hotel en un declive prolongado. También la crisis política hizo su aparición en el edificio: el 15 de noviembre de 1971, varios integrantes del MLN vistiendo uniformes policiales penetraron por una puerta lateral en el casino del Parque Hotel, y se llevaron casi 50.000 dólares.

El declive continuaba, y al edificio vino a parar el Departamento de Actividades Productivas y Comerciales de la Intendencia. Allí estaban las oficinas de la banda, el Planetario, el zoológico, los casinos. Quizá por su mismo deterioro, el edificio fue declarado Monumento Histórico el 16 de diciembre de 1975.

Ya hacía mucho tiempo que no era un atractivo turístico cuando a mediados de 1983 tuvieron lugar en el Parque Hotel las primeras negociaciones de los partidos políticos con los militares, tentando una salida negociada a la dictadura.

La declinación del edificio continuó, y durante varios años estuvo ocupado por una extraña mezcla de oficinas, habitaciones privadas de uso indescifrable a precio desconocido... “Yo iba a una oficina que funcionaba allí, y de pronto se sentía olor a shampoo, oía cómo un huésped se bañaba y pasaba cantando por el pasillo, con la ropa colgando del cuello”, recuerda alguien que debía concurrir por razones de trabajo en los 90.


¿Y ahora?

La creación del Mercosur y la designación de Montevideo como capital del acuerdo regional permitieron dar al Parque Hotel un destino acorde a su jerarquía, aunque para ello debió esperarse varios años para recuperar y luego restaurar las instalaciones, hasta su inauguración en diciembre de 1997.

La Intendencia Municipal de Montevideo cedió el edificio por 20 años, y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas se hizo cargo de su restauración y remodelación.

Si el Mercosur “ya fue”, ¿qué hacemos con el Parque Hotel?


***

Las palabras

El edificio integra el imaginario uruguayo por derecho propio. Incluso Juan Carlos Onetti lo incluye en su cuento “El infierno tan temido”:

“Ya se habían olvidado en Montevideo de la medianoche. Las luces del lado de Ramírez comenzaban a ralear y ya estarían las parejas del baile en el Parque Hotel yendo y viniendo de la arena, cuando empezó de veras el año nuevo. Algún tamboril de negro volvió a sonar, profundo, solitario, no vencido, en las proximidades del cuartel, e hizo confusas las palabras”.


Detalles

La construcción se basa en un sistema mixto de muros portantes y pilares de hierro y vigas del mismo material, desde el nivel del subsuelo hasta el nivel de la planta baja. Las fundaciones son muros continuos de piedra ahogada de arena y cal, con espesores promedio de ochenta a cien centímetros, con la presencia permanentes de aguas de napas freáticas, que obliga a la existencia de pozos con bombas sumergidas, para su desagüe.

A partir de los techos de la planta baja el sistema es de muros portantes.

Los planos horizontales de cerramiento (entrepisos y techos) están construidos con un sistema de viguetas de hierro y bovedillas de dos ladrillos en V. Estas viguetas descansan en general en un muro maestro y en vigas de perfilería de hierro de dimensiones variables.

Los cielorrasos eran originalmente de metal desplegado y morteros de cal y yeso, pero la mayoría fueron sustituidos por cielorrasos de baldosas acústicas. Los salones de Planta Baja están dotados de un sobretecho de fibrocemento, a través de chapas acanaladas, y los salones que componen el casino propiamente dicho tienen una cubierta superior de aluminio a cuatro aguas.

La “sala de nácar” –la última ampliación que se realizó, aproximadamente en 1960– tiene techos de hormigón armado. Los salones comedor y de fiestas poseen cada uno una capacidad superior a 500 personas sentadas. 







lunes, 2 de junio de 2008

Piloto solo, noche, tempestad

Copio y pego algo que se publicó el 3 de mayo, día de mi cumpleaños. No era para mí, pero lo tomo como un regalo personal.

















De poetas y aviadores
Santiago Gamboa, El País, Madrid, 3/5/2008.

La historia que me dispongo a contar es algo triste y, la verdad, no sé por qué voy a contarla ahora y no, por decir algo, dentro de un mes o dentro de un año, o nunca. Supongo que lo hago por nostalgia de mi amigo el poeta portugués Ivo Machado, que es uno de los dos protagonistas, o tal vez porque acabo de comprar una pequeña avioneta de metal que ahora tengo en mi escritorio. Disculpen el tono personal. Esta historia será excesivamente personal.

El protagonista número Uno es, como ya dije, el poeta Ivo Machado, nacido en las islas Azores, pero lo que nos importa es que en su identidad civil, la de todos los días, es controlador aéreo, una de esas personas que están en las torres de control de los aeropuertos y guían a los aviones a través de las rutas del cielo.

La historia es la siguiente: cuando Ivo era un joven de 25 años (a mediados de los ochenta) controlaba vuelos en el aeropuerto de la isla de Santa María, la más grande del archipiélago de las Azores, en mitad del Atlántico, equidistante de Europa y América del Norte.

Una noche, al llegar a su trabajo, el jefe le dijo:
–Hoy dirigirás un solo avión.
Ivo se extrañó, pues lo normal era llevar una docena de aeronaves. Entonces el jefe le explicó:
–Es un caso especial, un piloto inglés que lleva un bombardero británico de la Segunda Guerra Mundial hacia Florida para un coleccionista de aviones que lo compró en una subasta en Londres. Hizo escala aquí y continuó hacia Canadá, pues tiene poca autonomía, pero lo sorprendió una tormenta, debió volar en zigzag y ahora le queda poca gasolina. No le alcanza para llegar a Canadá y tampoco para regresar. Caerá al mar.
Al decir esto le pasó los audífonos a Ivo.
–Debes tranquilizarlo, está muy nervioso. Dile que un destacamento de socorristas canadienses ya partió en lanchas y helicópteros hacia el lugar estimado de caída.
Ivo se puso los audífonos y empezó a hablar con el piloto, que en verdad estaba muy nervioso. Lo primero que éste quiso saber fue la temperatura del agua y si había tiburones, pero Ivo lo tranquilizó al respecto. No había. Luego empezaron a hablar en tono personal, algo infrecuente entre una torre de control y un aviador. El inglés le preguntó a Ivo qué hacía en la vida, le pidió que le hablara de sus gustos y de sus sentimientos. Ivo dijo que era poeta y el inglés pidió que recitara algo de memoria. Por suerte mi amigo recordaba algunos poemas de Walt Whitman y de Coleridge y de Emily Dickinson. Se los dijo y así pasaron un buen rato, comentando los sonetos de la vida y de la muerte y algunos pasajes de la Balada del viejo marinero, que Ivo recordaba, donde también un hombre batallaba contra la furia del mundo.

Pasó el tiempo y el aviador, ya más tranquilo, le pidió que recitara los suyos propios, y entonces Ivo, haciendo un esfuerzo, tradujo sus poemas al inglés para decírselos sólo a él, un piloto que luchaba en un viejo bombardero contra una violenta tempestad, en medio de la noche y sobre el océano, la imagen más nítida y aterradora de la soledad. “Noto una tristeza profunda, un cierto descreimiento”, le dijo el aviador, y hablaron de la vida y de los sueños y de la fragilidad de las cosas, y por supuesto del futuro, que no será de la poesía, hasta que llegó el temido momento en que la aguja de la gasolina sobrepasó el rojo y el bombardero cayó al mar.

Cuando esto sucedió el jefe de la torre de control le dijo a Ivo que se marchara a su casa. Después de una experiencia tan dura no era bueno que dirigiera a otras aeronaves.
Al día siguiente mi amigo supo el desenlace. Los socorristas encontraron el avión intacto, flotando sobre el oleaje, pero el piloto había muerto. Al chocar contra el agua una parte de la cabina se desprendió y lo golpeó en la nuca. “Ese hombre murió tranquilo”, me dice hoy Ivo, “y es por eso que sigo escribiendo poesía”. Meses después la IATA investigó el accidente e Ivo debió escuchar, ante un jurado, la grabación de su charla con el piloto. Lo felicitaron. Fue la única vez en la historia de la aviación en que las frecuencias de una torre de control estuvieron saturadas de versos. El hecho causó buena impresión y poco después Ivo fue trasladado al aeropuerto de Porto.

“Aún sueño con su voz”, me dice Ivo, y yo lo comprendo, y pienso que siempre se debería escribir de ese modo: como si todas nuestras palabras fueran para un piloto que lucha solo, en medio de la noche, contra una violenta tempestad.

***

Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) es autor, entre otros libros, de las novelas El síndrome de Ulises (Seix Barral), y Perder es cuestión de método (Mondadori).




sábado, 10 de mayo de 2008

Madraza

600 gramos llenos de ganas

"Y, así las cosas, mi hija Mariana me avisó hoy que el bebé que espera para marzo es varón y se llamará Juan Manuel", terminaba mi primer post cuando abrí este blog, con la intención de poner orden en algunas de mis cosas.

Tal parece que nada sucede nunca como uno espera. No he podido seguir publicando con una mínima regularidad las notas que me proponía rescatar, ni
 las cosas rescatables han ocurrido en el momento ni en la forma esperables, ni por lo tanto he podido ponerlas en orden.
Antes de seguir, vamos a entendernos: detesto profundamente los "Día de...", y en particular el "...de la madre". Y sin embargo...

Por algún lado hay que empezar. Este monito es Mariana el 21 de julio de 1970, día de su nacimiento.


















El señor de abundante pelo negro que muestra a Mariana, algunas semanas después, es un servidor.



















Esta es la sonrisa de Mariana en su primer día de clases.



















Digamos que pasó el tiempo, y aquí estamos Beatriz, Mariana y aque señor, ahora sin abundante pelo negro.














Ella se parece poco a aquel monito de la primera foto, pero la sonrisa es muy parecida a la del primer día de clase.














Un día, se anunció Juan Manuel. Poco después, se hacía notar en la silueta de Mariana. Aquí con la abuela Lolita.















¿Y cómo era él, qué opinaba de la vida? Se la tomaba muy calmadamente, apoyando la cabeza en las manos mientras hacía tiempo para salir al mundo el 7 de marzo.


















Entonces todo se complicó. Faltando una semana para completar seis meses de gestación, hubo que provocar el parto. El médico calculó que a esa altura Juan Manuel debería pesar unos 700 gramos. Justo el día anterior, Mariana y Gabriel habían comprado cuatro duraznos que pesaron... 700 gramos. Era difícil imaginar un niño con ese tamaño. Para hacerla corta, nació el 3 de diciembre y no pesó 700 sino 600 gramos.

Después, mucho después, comenzamos a saber cosas. Por ejemplo, alguien le había contado a Mariana lo que dijo el neonatólogo cuando lo tuvo en sus manos: "Este gurí tiene unas ganas bárbaras". Pero hubo algo más de lo que nos enteramos mucho después, las circunstancias en que lo dijo. Cuando nace un prematuro se le hace un estudio de viabilidad al minuto y otro a los cinco minutos. Le miden las reacciones, el funcionamiento de esto y lo otro, todo lo medible, y eso da un puntaje de uno a 10. Al minuto, el puntaje era uno: bebé inviable. Y lo que dijo el neonatólgo Walter Pérez (todas las madres lo adoran) no fue meramente un comentario optimista, como pensábamos, sino algo diferente: "Dejámelo, que este este gurí tiene unas ganas bárbaras". El siguiente estudio a los cinco minutos dio siete puntos sobre 10. Y lo que dijeron a Walter Pérez en la sala de partos fue: "En qué lío te estás metiendo".















Es que "el lío" en que se metió Walter eran 600 gramos decididos a pelear, con una madre que "sabía" que iba a estar bien y sencillamente no admitía otra cosa. Llorar cinco minutos y ponerle coraje al resto del día, todos los días.

Peleando y peleando, el tipito le hizo el primer regalo de Navidad.















En fin, salteando picos altos y sobre todo bajos, llegó el momento del postergado primer abrazo.
Habían pasado un mes y nueve días del nacimiento. Y esa sonrisa ¿no es aquella del primer día de escuela?

En lo personal, dije varias veces que el tipito era descendiente directo de Leandro Gómez y de Timoteo Domínguez (aquel que se negó a arriar la bandera de Martín García). Pero fue por entonces cuando anuncié que, llegado el momento lo llevaré al Parque Rodó, a la Barra del Chuy, si se porta bien también lo llevaré a remar en La Malquerida... pero para empezar una
relación sanamente, sin cosas que reprochar, sin resentimientos, etcétera, llegado el momento le voy a dar un patadón en el trasero que se lo dejaré morado. Después, abrazo y sana amistad.

Mientras tanto, el individuo seguía peleando contra todo, y a dos meses y poco de nacer lucía este aspecto:



















A los tres meses y medio generaba las consabidas discusiones: "¿A quién se parece?". Insisto: es una combinación de mi abuelo Cartaút con Aníbal Troilo en pleno éxtasis:



















El hecho es que el 31 de marzo ya estaba instalado en su casa, el 3 de mayo aquellos 600 gramos peleadores se habían transformado en 4.035, lo operaron de hernia y le dieron el alta al día siguiente...
Lo vi pasar a la salida de la cirugía y fue la segunda vez, porque los fumadores tenemos prohibido acercanos así nos bañemos en ácido nítrico medio minuto antes del encuentro.
No importa. Ya llegará el momento del patadón en el trasero para comenzar una cariñosa relación.

¿Por qué ahora en el blog? Por lo dicho: mi vida es un desorden. Porque detesto el "Día de..." pero... Y porque no soy supersticioso, pero recién se me fue el susto.
Mientras tanto, cierta madraza tiene harto derecho a festejar este primer domingo de mayo. Comercial y todo.

***

El tiempo pasa...

...y hoy es otro "Día de..." En este caso, "...del Abuelo". Supuestamente por el Pepe Artigas, que no es mi abuelo sino bastante más.

Con ese motivo, recibo algunas fotos. En la primera, Juan Manuel transpirando de entusiasmo mientras finge que gatea:


















En esta otra, tomando la mema con el tío Andrés.


















Y, ya que estamos, los championes que le trajimos de Buenos Aires:























¿Cómo era aquello? ¿"En qué lío te estás metiendo", no? Buena, Walter.

***

Otra historia

Como el tiempo pasa, llegó el día en que la cara de Juan Manuel se transformó en una O. Y llegó el postergadísimo primer abrazo.

Ya es otra historia.